Análisis Elecciones 10-N y ascenso de Vox

     Fuente: El País

La jornada electoral del 10-N ha pasado sin pena ni gloria. Era normal encontrar a la gente con caras de hartazgo y cansancio al entrar en los colegios electorales. Por tercera vez en menos de un año los españoles fueron convocados a las urnas y se notaba en el ambiente que estas elecciones no iban a ser tomadas tan seriamente como las anteriores, debido al descontento.

Como tantos politólogos advertíamos, la participación electoral disminuyó y esto perjudicó principalmente a la izquierda y al centro izquierda. Mientras que en las pasadas elecciones de abril tuvimos una participación del 75,75%, en esta ocasión ha disminuido hasta el 69,87%, aproximadamente cinco puntos menos.  Desde mi punto de vista esta bajada se puede atribuir a dos factores. El primer factor es la pérdida del miedo: el miedo es uno de los factores más fuertes a la hora de movilizar a la gente pata votar, ya sea miedo a perder su trabajo, su estatus, al deterioro de la cohesión territorial, miedo a ser gobernado por "radicales", etc. Sin embargo, el miedo tiene fecha de caducidad, y por eso, el miedo a la extrema derecha como factor de movilización perdió bastante fuerza en estas elecciones. Ya no existía tanto miedo, primero porque la entrada de Vox en el Congreso de los Diputados no cumplió con las expectativas que muchos tenían (solo entró con 24 escaños), y segundo, porque se normalizó la aparición de esta ideología tanto en los medios de comunicación como en los debates electorales. Ver a un candidato político defender sin tapujos la criminalización de los inmigrantes, la destrucción del Estado de las autonomías, la derogación de la Ley de Violencia de Género, la reducción de los derechos del colectivo LGTBI, la ilegalización de partidos políticos, el veto a medios de comunicación y demás barbaridades se volvió costumbre. El campo de debate fue ampliado, se empezó a cuestionar lo que parecía incuestionable en democracia y la atención del ciudadano fue desviada con datos manipulados y tergiversaciones. El segundo factor lo podemos atribuir a la crisis política. Tras la repetición electoral mucha gente tenía la percepción de que sus representantes actuaban en beneficio propio o partidista, y esto incidió negativamente en la legitimidad de las instituciones democráticas. Si a esto le sumamos la dificultad de los mismos para ponerse de acuerdo, aquí tendríamos el porqué de la bajada en la participación. 

La crisis política, además, está vinculada con el ascenso de la extrema derecha a nivel nacional. Cuando la gente percibe que los partidos tradicionales no están actuando como deberían, éstos pierden su legitimidad. Al final, la cultura multipartidista no termina de consolidarse a nivel nacional, ya sea por la falta de cultura de pactos o por nuestra propia élite política. Los partidos que salen elegidos muchas veces actúan como si todavía no hubiésemos dejado el bipartidismo. Esto hace que vivamos con una sensación de inestabilidad, que, junto a los factores que he citado anteriormente, suele beneficiar bastante a los partidos extremistas. En resumen, el ascenso de Vox en estas elecciones estaría provocado, a modo de hipótesis, por la crisis política, la inestabilidad política y el bloqueo político. Más que haber conseguido un electorado estable y haberse consolidado dentro del sistema de partidos, creo que Vox ha recibido el "voto de la frustración", por lo que es probable que su base electoral sea volátil y por lo tanto se vaya reduciendo con el paso del tiempo. O al menos, eso me gustaría pensar. Esto podría ser aplicable, como ya he dicho, a estas elecciones concretas, y los factores que he enumerado no son los únicos a tener en cuenta. 

No podemos analizar estas elecciones sin tratar de indagar en la debacle electoral de Ciudadanos, que ha pasado de tener 57 escaños a quedarse solo con 10. ¿Dónde han ido los votos de Ciudadanos? Tendríamos que analizar el próximo barómetro del CIS y demás encuestas para aproximarnos a la verdad, pero de momento podemos sospechar que principalmente se han dirigido al Partido Popular y a Vox. ¿Por qué puede haberse producido esto? En mi opinión, ha ocurrido porque Ciudadanos ha perdido la condición de partido bisagra que tenía anteriormente. Con el giro hacia la derecha de los de Albert Rivera, el centro político quedó vacío y esa oportunidad fue aprovechada por el PSOE. Además, tras los resultados de las elecciones de abril, se esperaba que Ciudadanos facilitase de alguna manera un gobierno del PSOE. Sin embargo, tanto los de Rivera como el Partido Popular optaron por el bloqueo político, sin ofrecer opciones de pacto al líder socialista. Este bloqueo por parte de la derecha y la incapacidad de formar gobierno por parte de la izquierda han repercutido en que Vox haya incrementado su representación en detrimento de Ciudadanos. Cabe añadir que históricamente, los nuevos partidos han hecho perder votos a los partidos tradicionales debido a contextos determinados, como por ejemplo, el ascenso de Podemos tras el 15-M o el ascenso de SYRIZA en Grecia, en medio de una crisis económica que tenía arruinado el país (también podríamos citar AfD en Alemania y el Frente Nacional en Francia). Sin embargo suele ocurrir que, tan pronto como ascienden al poder, van perdiendo fuerza. Por su parte, los partidos tradicionales son más resistentes a largo plazo porque no solo se alimentan del contexto político, sino de una base electoral sólida. Además, poseen un aparato burocrático y una red de contactos que los partidos nuevos no tienen. Es el caso del Partido Popular, que por muchos votos que pierda, como ocurrió en las pasadas elecciones de abril, al final se termina recuperando. Puede ocurrir que un partido político nuevo llegue a consolidarse e incluso se convierta en establisment, pero normalmente la tendencia a largo plazo como digo es la recuperación de los partidos tradicionales. 

¿Qué quiero decir con esto? Pues que probablemente Vox sufra el mismo destino que Ciudadanos, y al final la tendencia apunte a una mayor concentración del voto en los partidos tradicionales. De hecho, el partido neonazi Amanecer Dorado en Grecia ha pasado de ser la tercera fuerza a quedar en la absoluta irrelevancia política. Para enriquecer nuestra democracia, debemos desplazar estas ideas, pero para eso hace falta que los partidos tradicionales rechacen gobernar con el extremismo (en lugar de aprovecharse de su auge para beneficiarse) y que se destapen todos los prejuicios y las mentiras con las que este partido ha intoxicado nuestra convivencia.

                                                                                                                                     - Chakal


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